La puesta en marcha de un proceso o estrategia comunicativa conlleva una toma de decisiones que son clave para lograr un buen resultado. Siguiendo esta línea, la selección tipográfica no debería quedar atrás, el uso de una tipografía puede facilitar o dificultar la legibilidad de un mensaje, por no hablar de que un mal uso podría desembocar en un mensaje opuesto.
QUÉ ES LA EXPRESIVIDAD TIPOGRÁFICA
A grandes rasgos las tipografías podían dividirse en tipografías de texto (serif) y tipografías de título (sanserif) pero a raíz de la aparición del ordenador la división tipográfica se volvió más compleja. Comenzaron a proliferar nuevas formas de letra, técnicas mucho más libres, movimientos estéticos y artísticos que se acabaron vinculando a la tipografía. Ahora hay letras que no pertenecen ni al grupo serif ni sanserif, algunas más usables que otras. Esto es la expresividad, la expresión cultural aplicada a las mismas formas de las letras.
La expresividad de la tipográfica puede hacer de la elección todo un reto, por ello en Grupo Graphic os damos unas pautas a tener en cuenta para facilitar el proceso:
SONORIDAD TIPOGRÁFICA
Las tipografías expresan sonido, son la voz del mensaje que nos llega. Las letras se manifiestan mediante aspectos formales que las definen, las cualidades de las líneas de su dibujo, los espacios internos y externos que interactúan con su diseño. La tipografía regula el nivel de energía que transmite el mensaje, nos comunica algo de una forma u otra.
FORMA DE LA LETRA
La forma de la letra puede ayudar a determinar el contenido del mensaje, aunque en algunos casos este contenido puede provocar que el mensaje no se reciba de forma correcta.
Hay tipografías que tienen una vía excesivamente marcada.
TIPOGRAFÍA DE FANTASÍA
Hay infinidad de tipografías de fantasía a nuestro alcance: sangrientas, con forma de puzzle, recortadas con tijera, con efecto 3D, etc. Existen porque hay diseñadores que las crean y las ponen a disposición de todos en internet, generalmente clasificadas en el apartado «Display», o simplemente «Otras», de los portales de distribución. Sin embargo, la gran mayoría de estas fuentes tiene un carácter excesivamente expresivo y muy a menudo baja legibilidad, que es justamente el criterio que deberíamos priorizar a la hora de escoger un tipo de letra, así que no es buena idea abusar de tipografías de fantasía por la misma razón que no es aconsejable hablar a alguien a gritos o imitando un acento extravagante.
EL RIESGO DE USAR TIPOGRAFÍAS MUY EXPRESIVAS
Es cierto que la tipografía tiene una doble función: lingüística y gráfica, pero si exageramos la segunda estaremos minimizando la primera. Cuando escogemos una tipografía el objetivo principal es que el mensaje textual sea leído, y una vez conseguida dicha misión, ya consideraremos qué nos transmite su forma. La tipografía debe ser el tono con el que pronunciamos las palabras.
Dejando a un lado estos aspectos, la selección tipográfica también se debe llevar a cabo observando el contraste, la relación entre forma de letra y blanco interno, los acabados o la función de las astas o remates. Lo ideal para llevar a cabo un diseño es seleccionar una o dos familias tipográficas, es decir, tipos de letra muy completos que tengan la mayoría de las versiones.
Como se puede ver en el ejemplo, una sola tipografía nos da la oportunidad de poder expresar al remitente diferentes conceptos, incluso conceptos totalmente opuestos.
En definitiva, hay que elegir la tipografía de forma inteligente, analizando bien el producto que queremos promocionar o el concepto que queremos transmitir. La tipografía no debe ser casual, el producto/concepto debe estar directamente relacionado con la forma de la letra que explica expresa o vende el mensaje.